Permìtaseme ser tormenta
Durante anios mis manos doblaron telas interminablemente
y en un caer de jeroglìficos sin intermedios
me vi conmovida por tu piel
y los gusanos se comìan mi ropa y mi velo.
Jamàs logré destruìr tu arco y tu flecha.
Tù que negaste el sol y ofendiste su curso.
Muchos cargan las pieles de castor de sus antepasados
en cajas de madera y cristal.
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