mercoledì 8 gennaio 2014

A veces ella me ha dicho que aquí ya hay mucha agua
pero yo sé que es dulce y eso la hace tan diferente.
Ella quisiera que yo sonriera todo el día, que tragara toda esa sal
no le importa el grito que detiene con su mano hipócrita.

No sé si es la misma que me dice que hay que desconfiar
desconfiar de los cambios que en realidad conforman mi canto.

Las dos están enojadas, y tienen mucho miedo,
y aunque las siento dentro
no me gusta que se nieguen a cantar.

La sal purifica la voz, y la hace cantar
Desconfiar puede irse volviendo una nota de confianza también,
y eso es lo que sé porque lo escucho debajo de una roca
que acabo de mover.

domenica 20 ottobre 2013

Otro paso.

Estoy en el punto en el que amarro
las agujetas de las botas que me llevaron,
lentamente y con otros símbolos,
hacia una taza minúscula de café.

Y en ese momento seguían rodeándome
las persianas verdes
pero ahora estas mismas huellas de goma
ven más bien la prisa naranja
y el bullicio de los que cambian,
o quizá no,
el color de mi pelo.

Es verdad,
así como extraño esas ventanas
también extrañaré el rayo de luz naranja
y sus gritos llenos de plástico
y cosas que tirar.

Pero ese vaivén de una cuerda floja
que recorre a cada paso la llegada
es lo que me mantiene viva,
y ya vendrán quizá la nieve,
o las montañas,
o los lagos,
a hacer resonar mis raíces,
las que se prolongan también en horizontal.

lunedì 26 dicembre 2011

Otra vez?

No se si es posible negarte
Otra vez una presencia sin forma?
Te he nombrado
asì supongo que existes.

Me sentiré ridìcula cuando desaparezcas
y me mires burlonamente en suenios
mientras tu falso contorno
se va volviendo una palabra màs
en este discurso avergonzado y quizà vacìo.

Eso sucederà si no existes
porque asì como crean
las palabras y los silencios
también destruyen.

Y si acaso eres màs que letras
me quedaré esperando una senial
con paciencia
tratando de no resbalarme y llenarme la cara de lodo
intentando escuchar el ritmo
entrando a cantar cuando sienta escalofrìos.

martedì 20 dicembre 2011

Permìtaseme ser tormenta
Durante anios mis manos doblaron telas interminablemente
y en un caer de jeroglìficos sin intermedios
me vi conmovida por tu piel
y los gusanos se comìan mi ropa y mi velo.

Jamàs logré destruìr tu arco y tu flecha.
Tù que negaste el sol y ofendiste su curso.

Muchos cargan las pieles de castor de sus antepasados
en cajas de madera y cristal.

mercoledì 26 ottobre 2011

Una voz

Hace unos dìas, viendo videos de conferencias en TED, me dì cuenta de còmo el hecho de que muchas de las narraciones fueran en primera persona, acompaniadas de pequenias anécdotas personales y detalles ìntimos, volvìa los argumentos mucho màs interesantes y màs profundos en un sentido humano.

Pensando en esto, y en còmo el hablar desde la vida personal de un tema en particular cambia la perspectiva del aprendizaje y nos vuelve quizà màs receptivos hacia la informaciòn-emociòn de los demàs, recordé episodios parecidos en mi vida, en los que me topé de frente con autobiografìas (recuerdo la primera parte de la autobiografìa de Simone De Beauvoir "Memorias de una joven formal") que me estrujaron interiormente durante semanas. Era como si al leer los recuerdos de una vida, los reviviera en mì de alguna forma, de una forma ajena. Yo sentìa lo que alguien màs habìa vivido, a mi manera y desde un pasado distinto, pero habìa un hilo de humanidad que entrelazaba mis suspiros con los de una mujer que habìa decidido plasmar las lìneas guìa de su vida en forma de voz viva.

Escribir desde adentro, poniendo en juego nuestra propia experiencia, exalta nuestra vulnerabilidad. El anonimato a veces ayuda a decir tantas cosas, eso lo sabemos muy bien. La cuestiòn que me interesa subrayar es el valor de la palabra viva, humana, con nombre y apellido, y genealogìa. Hablando desde mì misma me abro al mundo y me entrego, y me siento desnuda, pero también sé que me vuelvo màs real. Mis palabras ya no vienen de una masa informe de conceptos que pretenden la universalidad, rechazo el pedestal de lo absoluto, para quizà encontrar màs firmeza y màs convicciòn, màs cordialidad. màs apertura, màs cuestionamientos, en la cruda y desnuda y hermosa realidad de una vida humana.

Por fortuna hay varios ejemplos de esta manera de comunicar, pero no creo que sean suficientes para impregnar al mundo. La ciencia misma podrìa ser parte de un juego comunicativo màs lùdico y mòvil. Aunque parezca casi contradictorio querer unir conceptos abstractos y leyes a experiencias de vida fluctuantes e imprevistas, no es imposible que todo lo humanamente posible se una en un abrazo. No solamente el arte, las humanidades, las ciencias sociales, la psicologìa, etc. tienen la posibilidad de levantar la voz desde la vivencia cotidiana. Es una capacidad de todos, desde cualquier àmbito humano. Cuando se nos olvida que eso somos, cualquier còdigo, fòrmula, frase, canto, mirada...corre el riesgo de volverse un mero hecho hueco y cerrado.

Pero còmo pretender entablar una relaciòn con los demàs cuando yo misma(o) no tengo confianza en mi historia personal? cuando no le doy el valor a mis experiencias, cuàndo no puedo dejar de citar a éste o a aquél para darle sustento a lo que creo que es justo? El camino hacia adentro es arduo, la posibilidad de mirar hacia atràs y darle significado a lo que hemos construido no es la cosa màs fàcil del mundo. Muchas veces seguimos caminando sin siquiera pensar en lo valioso de cada segundo, de cada instantànea de nuestro paso por el mundo.

Luego viene el contacto. Si todos tuviéramos la capacidad de hablar desde la profundidad de nuestra vida, desde el recuerdo; desde el presente sin olvidar còmo se han conformado las lìneas de nuestras caras, las arrugas, las manchas, el paso de los anios, lo aprendido y lo desaprendido (que es muy importante). Si pudiéramos ser capaces de no olvidarnos, quizà podrìamos escuchar a los demàs sin la pretenciòn de saberlo todo; sin querer clasificarlo y meterlo en una caja. Escucharìamos la orquesta de su alma, con todas las voces que la habitan. Y volverìamos a activar el mundo, volverìamos a amar y ser amados.

martedì 6 settembre 2011

Hace tiempo iniciamos el camino.
Recuerdo el ruido de la puerta al abrirse,
y la luz que nos iluminò el rostro.
Supe que podrìa observarlo todo perfectamente,
y una ligera brisa me acariciò los ojos.
Dejé a un lado mis reflejos,
sabìa que podìa seguir sin la necesidad constante
de reconocerme en imagen.

La sensaciòn de apretarte la mano y jalarte no se me olvida.
La luz habìa dejado de soplar sobre òas ramas secas,
y te costaba trabajo avanzar.
Yo, que apenas adivinaba por dònde posar los pies,
no me detenìa ni un segundo.
Adentro tenìa una bola de fuego que gritaba, o que cantaba,
te cantaba.

Mi canto te limpiò los ojos y me soltaste.
La marca de mi mano sobre la tuya desapareciò,
y ahora tù me tomaste sin ansias.
Delante no habìa màs viento ni lodo.

En algùn momento, sin embargo, ambos dejamos de observarnos.
Las manos unidas, las voces cantando, la mirada al frente,
sin saber que percibìamos dos horizontes.

Ahora lo sabemos, y el abrazo nos duele.
Quisiéramos que el deseo fuera el mismo,
que las tierras se unieran,
que el canto dejara de llorar.

Y no sé hacia dònde mirar,
tampoco sé dònde encontrarnos,
a pesar de estar apretàndote fuerte contra mi pecho.

domenica 20 febbraio 2011

Edùcanos (mejor educarNOS)

En éstos dìas me he puesto a reflexionar bastante acerca de la educaciòn. Métodos de ensenianza, métodos de aprendizaje, métodos y màs métodos. Y por casualidades de la vida (si es que las casualidades existen) también he tenido que verle la cara a Descartes durante varias semanas porque asì lo impone la Historia de la Filosofìa. Y qué tienen que ver? pues el hecho de levantar a manera de estandarte un método. Método para llegar al conocimiento, para alcanzar la luz natural de la razòn. Al menos ése era el objetivo cartesiano...y el de la educaciòn de hoy es el mismo? Quizà se esconde detràs de una màscara de sed intelectual, dejando entrever de lado las verdaderas macabras exigencias: la creaciòn exacta de lo opuesto a un ser racional, luminoso y cercano a la verdad.

Lo que quiero decir es que desgraciadamente el mundo està preparàndonos para que no sepamos pensar, razonar, crear, inventar! Lo màs grande a lo que la gente cree poder aspirar es a ser parte del engranaje ridìculo de las sociedades contemporàneas dònde ya no sabemos ni qué sinifica ser seres vivos. Somos màquinas, pero no màquinas pensantes con voluntad propia. Somos robots y punto. Y abrimos nuestros compartimientos secretos dejando que la mano peligrosa de "maestros", "instituciones", "gobiernos" (todo esto ente comillas porque son todas cosas ficticias realmente) nos jale un poco los cables y nos haga un corto circuito dejàndonos sin posibilidad de saber quiénes somos realmente y cuàl es nuestra verdadera pasiòn. Pasiòn que, dicho sea de paso, podrìa llevarnos a hacerle un enorme bien al mundo si decidiéramos compartirla.

En fin, yo no sé si creo en UN método, en EL MéTODO UNIVERSAL, sin el cual no podrìamos llegar a nada. Quizà en todo caso la mejor manera que veo para poder llegar a desarrollar nuestro cuerpo y nuestro espìritu es la variedad. Cada persona tiene ritmos distintos de avanzar. Hay quienes aprenden dibujando en vez de calculando, haciendo teatro en vez de haciendo dictados. Sobre todo, la caduca técnica de memorizaciòn me parece la cosa màs patética. Todo lo que viene aprendido de memoria se vuelve residuo inùtil que se pudre y ocupa un lugar precioso dentro de nuestra mente. A ustedes les gustarìa llenar su refrigerador de comida y después dejar que se pudra porque no es aprovechable, y encima quedarse sin espacio para lo que realmente los alimenta?

Cuando yo era màs chica, tuve el enorme privilegio de ir a una escuela activa donde aprendìa jugando, literalmente. Todas las materias abstractas tenìan una aplicaciòn pràctica que bloqueaba inmediatamente la maléfica posibilidad de aprender por pura memoria. Después de unos anios, tuve la pésima experiencia de entrar a una escuela tradicional por dos larguìsimos anios (me parecieron asì), y a pesar de tener sòlo 10, 11 anios, me dì cuenta de forma crìtica de la terrible situaciòn de la educaciòn pùblica en México. Si levantaba la mano para hacer alguna objeciòn, la maestra me miraba de forma casi retadora...como diciendo: a ver a ver, quién sabe màs? quién es la maestra? calladita!
Yo sufrì mucho toda esa situaciòn. Ademàs de tener que soportar los favoritismos de los maestros basados en quién hacìa los màrgenes màs derechitos y cosas asì de idiotas.
Y sé igualmente que las consecuencias de este sistema podrido se extienden como tentàculos hacia cada rincòn de la sociedad. Mis companieros de escuela eran todos chicos muy humildes, con familias problemàticas, quizà padres golpeadores, madres deprimidas, hermanos perdidos, pobreza y falta de interés en cultivar el espìritu y el cuerpo de forma sana. Todos hijos (vìctimas) del sistema educativo mexicano.

Y cambiando de contexto veo que ahora, ya màs grande y estudiando la Universidad en otro lugar, las cosas no cambian demasiado. El sistema educativo requiere como siempre que sepamos decir todas las cosas exactamente como estàn escritas en los libros. En los exàmenes la opiniòn personal no cuenta para casi ningùn profesor. Los profesores tienen ansia de éxito, no permiten que uno les de la contraria muchas veces. En una sola ocasiòn un profesor nos advirtiò decididamente que en el exàmen NO querìa que repitiéramos el libro, querìa nuestro punto de vista! Eso fue maravilloso y rarìsimo.

Veo a mis amigos con unas ganas locas de terminar la carrera, porque el proceso educativo no los hace sentir felices. Se sienten simplemente presionados y con un peso en la espalda (a pesar de estar estudiando lo que ellos eligieron, y ése ya es un gran privilegio). Yo misma a veces digo, cuàndo podré ser libre? Y yo pienso que seré libre, y lucharé con todas mis fuerzas por serlo. Por hacer lo que me gusta, porque quiero hacer las cosas bien, tratando de hacer el mayor bien también a quienes me rodean. Pero también hay personas que no piensan en que al terminar seràn libres, sino que sin intentarlo se rinden y se dejan caer entre las garras del sistema que estuvo alimentàndolos por anios. Se dejan arrastrar y se vuelven mano de obra barata (muy probablemente en una actividad que nada tiene que ver con lo que aman), o se deprimen al darse cuenta de que nadie les abre las puertas (cosa que a mi parecer se puede vencer: soy ferviente admiradora del "inventa tu trabajo") y prefieren quedarse en casa comiendo papas fritas y viendo un aburrido programa de televisiòn con publicidades que prometen la felicidad.