A mi me da miedo hasta escribir que tengo miedo. Me da miedo que quede guardado en algún sitio, que quede registrado ése momento terrible. Me digo: no quiero abrir un día un cuaderno y encontrar el recuerdo de ése terror que me consumía...pero el no escribirlo tampoco lo hace menos terrible. Quizá en realidad sólo lo agudiza porque de ninguna manera logra salir. Y además podría ser también que, diciéndolo, se vuelva mas bien idiota... puede que leyendo el miedo yo sólo sea capaz de reírme de él por estar ahí enseñando libremente y espantosamente sus atrocidades e inventos. Por eso hoy, me quito de tapujos y de supersticiones personales, y lo escribo. Y además, lo vuelvo público, como para que sea una doble prueba.
Al parecer me da miedo todo en este período. Me la paso pensando en lo bello que debe ser vivir sin problemas y en lo agradable que sería disfrutar de todo lo que hago aquí, en éstas "vacaciones", si no tuviera millones de paranoias en la cabeza. Tampoco he hecho mucho por resolver las cosas, debo ser sincera.
Es verdad que el plantearse el problema ya es un primer paso importante, pero no basta y puede que nos quedemos allí atorados de por vida. Acumulando tensiones, inventos escalofriantes, futuros y presentes podridos, no sé. Toda una sarta de estupideces que invaden hasta a las mentes más abiertas a las buenas intenciones.
Hablar, hablar...eso sí que lo hago. Lo hago seguido con la gente que me rodea. No puedo evitar decir lo que siento y eso tiene su lado positivo. Es imposible fingir, y si fuera posible sería realmente nocivo. Pero no basta. No basta hablar para luego olvidar. Para irnos todos a la cama pensando en que bueno, que las cosas son un misterio y que ya se resolverán como por arte de magia. Pensando en que no existen, o que son infundadas.
Aclaremos un punto. Es verdad que los problemas pueden tener raíces única y exclusivamente en las IDEAS, pero eso no les quita un peso esencial. Porque las ideas existen! Son las que nos mueven, las que nos hacen tomar ciertas decisiones. Las que guían nuestra vida y sí, las que nos han llevado hasta crear los monstruos que ahora nos carcomen de miedo. Así que bueno, una vez descartados los fantasmas, quedan nuestras hermosas conexiones cerebrales...y todas, todas todas, son por algo.
¿Qué hay ahí? Es algo que tendremos que aprender a descifrar muy probablemente solos. Sí creo en algunos tipos de terapia (como el arte terapia, a la que pronto espero dedicarle un post porque afortunadamente conozco gente que hace maravillas con eso), pero también creo que la base de todo está en la persona misma. Individualmente. Con su voluntad y su firmeza y su capacidad de ver de frente el problema que la consume y la envuelve. ¿Quién mejor que nosotros para descifrar los signos de nuestro cuerpo, de nuestro corazón y nuestro espíritu? He tenido desagradables encuentros con gente que se cree que puede decirte cuál es tu camino, porque es el de ellos. Las sugerencias se aceptan, sí. Pero no las imposiciones. Ésas jamás porque sólo deforman todo lo que hasta el momento nos ha costado una vida crear.
Hoy me da miedo el tener que frenar mi vida por alguna terrible situación. Pero yo misma, con todas las ideas no procesadas ni escuchadas, la estoy frenando ya desde ahora. Por eso mejor tener el valor de decírmelo en forma de auto-crítica. Y esperando que el leerme a mí misma me haga reaccionar de forma positiva, único modo de combatir lo patética que me puedo sentir al mismo tiempo.
Quieren ver una imagen que queda muy bien con ésto? y es simpática igual. No me atreví a copiar la imagen, mejor les mando el link: http://www.equilibriarte.org/site/vale460/portfolio/17075/272659