lunedì 26 ottobre 2009

La famosa preguntita


Se va uno caminando por la calle y escucha al de al lado hablar de lo que hay que comprar, que si el exàmen de diciembre, y el frìo que hoy bajò, la seniora con cara estirada que te pasa al lado, el chofer del autobùs con los eternos lentes de sol. Y sì, cae de pronto en medio de tu silencio mental (causado obviamente por tanto méndigo ruido) la famosa frase mil veces dicha: qué hago yo acà? Y sé bien que la mano companiera que me roza no està pensando eso, no està dàndole vueltas al asunto como perro que se quiere morder la cola. No! soy yo nomàs, la que siempre se tortura con esta preguntita.
Y bastante necia la cuestiòn, porque tampoco es tan difìcil responder. Empiezo a hacer el recuento cronològico y claro, todo tiene una explicaciòn. A ver, yo pues me quedé flasheada con la botita esta, luego pues hasta soniaba en otra lengua, y luego unos ojos, y luego un aviòn, un regreso, otro regreso bla, bla, bla. Qué feo es resumir asì...ya lo sé. Pero en verdad, cuàntas veces habré enumerado esto. Ya no me quedan tantas ganas de hacer un dictado. Por eso a veces mejor aìslo cada chispita, la desarrollo, la dejo respirar y gritar, salir del bla hacia la explosiòn de palabras ya bien formadas, hacia la poesìa, el grito, la canciòn, el eco de lo que significan, sin ser ni siquiera pronunciadas.
En fin, como sea regresa la cuestiòn del qué hago no porque no tenga explicaciòn, sino porque es rarìsimo! Yo con el pie metido en la tierra del tatatatatatararararatarararararara abuelo. Si es que sì naciò acà. Misterios genealògicos.
Y me lo pregunto pues porque cuatro anios es bastante eh, no es un soplo. Acà està mi vida. No tuve una juventud chilanga. No sé qué significa cuando dicen que a los 20 anios se iban de pachanga en el D.F. y luego de la fiesta por unos tacos. No tengo ni idea, pero a veces eso me pertenece, como que le dejé un hueco en mi memoria ficticia. La que alimento con mucho amor porque es divertido, y hace de puente entre dos vidas y dos identidades.

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